Vence estereotipos y sobresale en la ciudad
MONTEMORELOS.- Pensando en una mejor oportunidad de vida para sus hijos, Doña Rosy dejó atrás sus miedos, se armó de valor y salió de la seguridad de su comunidad indigena para abrirse paso en ciudades urbanas.
Doña Rosy Martínez, relató que ella y su familia pertenecen a un comunidad indígena del Estado de México, sin embargo, el pensar en brindar una mejor calidad de vida a sus hijos, la impulsó a viajar y establecerse en diferentes ciudades, siendo ahora un ejemplo de superación.
Comentó que vivió en varias ciudades hasta que se estableció definitivamente en Montemorelos, sin embargo, salir adelante no fue nada fácil, ya que sus hijos eran pequeños y ella sólo sabía hablar el dialecto Mazahua, por lo que tuvo que adaptarse a un nuevo lenguaje y nuevas costumbres, pero por más difícil que fuera la situación, no hubo barreras que la detuvieran y hoy en día, Doña Rosy y su familia tienen su propio negocio y sus hijos han terminado carreras profesionales.
«Sí fue difícil dejar atrás nuestra vida, nuestras costumbres, llegar a este municipio con el único pensamiento de echarle ganas y sacar adelante a nuestros hijos, que pudieran estudiar y tener buenas oportunidades.
«Tenemos dos hijas y un hijo y ahorita ya terminaron sus carreras y comenzaron a trabajar y nosotros ya tenemos un negocito bien establecido donde nos va muy bien.
«Fue bastante difícil adaptarnos, anduvimos de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, hasta que nos establecimos aquí en Montemorelos. «Algo de lo más difícil fue hablar otro idioma, ya que nosotros únicamente nos comunicábamos en dialecto y tuvimos que aprender el lenguaje de aquí, adaptarnos a las costumbres de aquí, pero tuvimos que hacerlo poco a poquito para poder salir adelante.
«Una de las cosas más difíciles que me tocó enfrentar fue que muchas personas nos veían de manera diferente, si nos escuchaban hablar, rápido nos decían ‘tú no eres de aquí’ y nos trataban diferente y más a¡ún siendo mujer, es por eso que también decidimos no enseñarle a nuestros hijos a hablar en dialecto y que se acostumbraran a la manera de vivir de aquí, pero eso no cambia el orgullo que tenemos de nuestro origen y nuestras raíces, por eso siempre nos verán portando el traje típico de nuestra comunidad.
«Ahorita si estoy muy orgullosa de los que se ha logrado, tenemos un negocio donde vendemos accesorios y cosas de temporada, nos va bien y con eso hemos salido adelante, una de mis hijas ya se recibió como Licenciada en Derecho y ya comenzó a trabajar, la otra hija más chica también ya se va a recibir y mi hijo nos ayuda mucho con el trabajo, porque somos gente de trabajo, andamos aquí y allá superándonos cada vez más.
«Sí son vidas totalmente diferentes, ahorita mi hija la mayor tiene 27 años, allá en mi comunidad a esta edad ya le dirían que se le pasó el tren, que ya debería de estar casada, pero aquí no, y eso es algo que les inculcamos día con día, que sepan que como mujeres son muy valiosas, las animamos a seguirse superando, y un consejo que les doy a todas las mujeres, es que nunca se sientan menos, las mujeres somos fuertes, somos valiosas y podemos lograr todo lo que nos proponemos» comentó.